miércoles, 14 de octubre de 2009

A una puta cualquiera (cuando al "cuento" le agregamos cuento)

Rebajas…
Rubia como el sol,
Que sabe lo que es el éxito.
Mientras hoy,
Saborea con desprecio,
En la vidriera del fracaso.

Cuando se va apagando la ciudad y se enciende la noche.
En ese momento que se descubre la fauna que habita en la selva de cemento, cuando el trabajador intachable, el alma pura, cuando ese padre de moral limpia y reluciente se coloca el antifaz. O se desnudan sus deseos mas sentidos, esos que van en contra de su vida cotidiana. Sale a la luz el semental, eufórico e incontrolado.
Y ahí ella, esperando la señal que la invite a subir a su coche.
Y ese vendito preámbulo de regateos, buscando las rebajas.
El acuerdo en un instante, casi siempre suele llegar. Él no se resiste a ella y ella es toda una profesional.
Al amparo del anonimato, en un recoveco oscuro donde estaciona el auto y el vapor del deseo empaña los cristales.

Marcando una noche
En el asiento trasero
De un coche,
De algún “buen hombre casado”.

-¿Casado?, ¡sí!
El anillo le delata, la foto en la billetera y el entusiasmo que pone, en el instante que ella comienza con su actuación.
Baila el auto al ritmo del deseo, se acurruca el sexo al calor de la experiencia de toda una dama.
Pero esa dama de melena rubia, de curvas perfectas, de sonrisa cordial.
¿Quién es?, ¿Quién fue?, ¿Qué quiere ser?
Y quien preguntara, el cliente ocasional, este testigo casual. La vida.

Por pasado,
Una leyenda…,
Por ti, un deseo…,
Presente, un cuerpo…,
Una sonrisa sin prisas.

Cuánto tarda un instante cuando es tan bello, tan real.
El monologo cavernícola traspasa los cristales del auto, y ella solo silencios.
Una tregua al frio le trae el trabajo, no adivino nada más.
Y todo se termina.
Ella vuelve a su puesto a su esquina con el corazón en la cartera, esto es solo trabajar.
El portero de la cantina su guardaespaldas espontaneo, las luces de neón que iluminan su escenario callejero.
Sigue siendo la vedette más bella de la revista. Cuando termina la función…

¿A dónde vas?
Carmín con precio,
Corazón de esquina,
Quien te ha visto.
Quien te vera.
Te propongo que hoy…,
¡Al carajo el trabajo!

¡Y si me acerco! ¿Qué me propones tú?
La brisa trae una música de fondo, que se transforma en banda sonora de tu espectáculo.
Porque la calle es generosa en su propia crueldad. Porque ella conoce tus secretos, y los míos.
El tiempo es el que tiene maldad, la memoria y esta noche el frio.
Pero ese tinto barato te ayuda a mantenerte en pie, a resistir el trabajo.
Y otro cliente que no se resiste a tus encantos y el reloj que sigue corriendo, pero igual sigues manteniendo esa estampa de princesa.

Brindemos con un tinto,
“mata frio”,
Y si no…
Si tú te vas,
Yo me quedo
Si tú regresas,
Te juro que vuelvo,
Al lugar
En el que tú existías.

O al lugar que te de vida.
¿Pero cuál es?, ¿Lo sabes vos?
Porque quiero viajar esta noche contigo, a tu mundo, compartir tu lugar, descubrirlo.
Que me lo enseñes, quiero escucharte, hablarte.

¿A dónde vas?
Carmín con precio,
Corazón de esquina,
Quien te ha visto
Quien te vera.
Te propongo que hoy…
¡Al carajo el trabajo!

Que corta función y que grande y generosa.
Se va.
Entra en la cantina, en el bar. ¿Irá a su camerino?

Vedette de una noche oscura.
Protagonista de mil esquinas en penumbras.

Brindo por vos.
¡Salud y besos!

A una puta cualquiera.