Me asome al umbral de la ventana
Para espiar mí casa en su soledad
Ver a distancia el baldío de la cama
La pobreza y la tristeza en su lealtad
Aspirar con dulzura toda su humedad
Descorchar el pasado empañado en el cristal
Agotando el aliento arrancado de mi mocedad
Reprocharle al reproche que insista en su terquedad
Observar como la escarcha empieza a helar
Lo que parecía iba ser un dulce hogar
Pero esto solo lo imaginaba no se podía apreciar
No descubría desde mi ventana no se puede tocar
Tomando distancia se reflejaba en el sucio cristal
El mal que dentro de mi casa solía habitar
El dolor paralizo mi retorno se despertó un huracán
Que vomito la realidad al camino que debo caminar
Mi casa siempre fue y será un cálido hogar
Parto con el saber de devolverte tu libertad
Censurando mi propia agonía para no vacilar
Porque más daño que yo no hace la soledad
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