viernes, 9 de octubre de 2009

La rosa que engalana

La rosa que engalana
en la solapa de mi corazón;
el Don Juan que revolotea
acechando tu amor;
el ladrón sin experiencia
que va rompiendo a pedradas
los cristales de la pasión;
y el abogado de tu inoscencia
que me ha puesto una querella
por tu mal de amor.
El último mendigo,
preso en tu destino...
¡ahí me escapo yo!
El amor se despistó, nena,
se olvidó de nosotros dos,
se perdió en una noche
mezclada con alcohol.
Se jugó todos nuestros créditos
a la ruleta, y perdió.
Se equivocó de cama,
se equivocó de corazón.
Y la rosa que engalana
en la solapa, se marchitó.